HISTORIA DE LAS COSAS
Análisis del documental de Anne Leonard
¿De dónde vienen todas las cosas que compramos y adónde van
a parar cuando las tiramos?
Y lo que dicen los libros de texto es que las cosas
simplemente se mueven a través de un sistema desde la extracción, a la
producción, a la distribución, al consumo y a la disposición. A esta suma de
etapas se le llama la ‘economía de los materiales’. Cabe
preguntarnos en este punto ¿La economía de los materiales tendrá en cuenta la
economía de la naturaleza como nuestro medio de vida?.
En primer lugar, este sistema parece funcionar bien. Sin
ningún problema. Pero la verdad es que es un sistema en crisis. Y es que se
trata de un sistema lineal donde no es posible reponer lo que se extrae del
ambiente y se están agotando los recursos...
Empecemos por la extracción en el proceso de elaboración de
las cosas que consumimos diariamente. Extracción como forma elegante de decir
“la explotación de los recursos naturales”, que también es una forma elegante
de decir “la destrucción del planeta”.
Tan sólo en las últimas tres décadas, se ha consumido un
tercio de los recursos naturales del planeta. Ha desaparecido. Estamos talando,
minando, agujereando y destruyendo el mundo tan rápido que estamos agotando la
capacidad del planeta para que podamos vivir aquí. Por eso el sistema lineal esta
en crisis, debemos pensar en círculos, en reciclado, aunque esto tampoco sea
suficiente para enfrentar el problema.
En la ‘producción’ de las cosas de consumo, usamos energía para mezclar químicos tóxicos
con los recursos naturales para fabricar productos contaminados con tóxicos.
Hoy día se usan en el comercio más de cien mil químicos sintéticos. Sólo unos
pocos se han analizado para verificar si impactan en la salud humana y NINGUNO
ha sido examinado para identificar los impactos sinérgicos que puedan tener en
la salud, es decir, los impactos que generan al interactuar con todos los otros
químicos a los que estamos expuestos cotidianamente. Así que no conocemos
realmente cuáles son todos los impactos que pueden provocar estos químicos en
la salud y el ambiente.
Un ejemplo de esto lo constituyen los BFRs, o retardantes de llama bromados,
son unos químicos que tornan a las cosas más resistentes al fuego, pero son
neurotóxicos, es decir, tóxicos para el cerebro. Y sin embargo, los ponemos en
nuestras computadoras, en nuestros electrodomésticos, sillones, colchones y
hasta en algunas almohadas.
Ahora bien, distribución significa ‘vender toda esta basura
contaminada lo más rápido posible’. El objetivo es mantener los precios bajos,
hacer que la gente siga comprando y que los inventarios se sigan moviendo.
¿Cómo mantienen bajos los precios? De lo que se trata es de externalizar los
costos. Esto significa que el costo real que implica producir las cosas no se
refleja en los precios. En otras palabras, nosotros no estamos pagando
realmente por lo que compramos.
¿Cómo lograron que nos sumáramos tan entusiasmados a este
programa? Pues, dos de sus estrategias más efectivas son: la obsolescencia
programada y la obsolescencia percibida.
Obsolescencia programada es una forma de decir ‘diseñado
para ser desechado’. Significa que, de hecho, se fabrican
cosas que están diseñadas para volverse inútiles lo más pronto posible,
para que nosotros las desechemos y compremos cosas nuevas.
Es obvio si pensamos en cosas como bolsas de plástico o
vasos de café, pero ahora también ocurre con cosas grandes: los DVDs, cámaras y hasta las computadoras.
Pero las cosas no se rompen lo suficientemente rápido como
para mantener esta flecha tan activa. Para eso existe la ‘obsolescencia
percibida’.
La obsolescencia percibida sirve para convencernos de
desechar objetos que todavía son perfectamente útiles. ¿Cómo lo hacen?
Simplemente cambiando la apariencia de las cosas, de modo que si compraste tus
cosas hace un par de años y vinculando esto con la moda...
Los medios de comunicación también ayudan ocultando todo
esto y todo esto, así que la única parte que vemos de la economía de los
materiales son las compras. La extracción, la producción y la disposición
ocurren fuera de nuestro campo visual.
Y ¿qué ocurre finalmente con todo lo que compramos? Todo se
va a la basura.
Esta es la fase de la economía de los materiales que todos
conocemos porque tenemos que sacar la basura de nuestras casas. Cada uno de
nosotros genera más de dos kilogramos de basura por día. El doble de lo que
producíamos hace treinta años.
Toda esa basura o bien se arroja a un relleno, que no es
otra cosa que un gran agujero en el suelo, o si realmente tienes mala suerte,
primero se quema en un incinerador y luego se arroja a un relleno. De cualquier
forma, ambas contaminan el aire, el suelo, el agua y no olvidemos que
contribuyen al cambio climático.
El reciclaje ayuda porque reduce la generación de basura en
este extremo pero reciclar no es suficiente.
Primero, porque la basura que sale de nuestras casas es sólo
la punta del iceberg. Por cada cubo de basura que sacamos de nuestras casas se
generaron setenta cubos de residuos por la producción de las cosas de consumo.
Así que aunque pudiéramos reciclar el 100% de nuestra basura, esto no
resolvería el problema de fondo.
Además, gran parte de la basura no puede ser reciclada, ya
sea porque contiene demasiadas sustancias tóxicas, o porque fue diseñada desde
el principio para NO poder ser reciclada.
Pero lo bueno de tener un problema tan amplio es que hay
muchos puntos de intervención. Hay personas que están trabajando aquí para
defender los bosques, y aquí para lograr una producción limpia.
Personas que luchan para defender los derechos laborales, el
comercio justo o el consumo consciente, o que bloquean los rellenos y los
incineradores de residuos y, lo que es muy importante.
Todo este trabajo tiene una importancia crítica, pero las
cosas sólo empezarán a cambiar cuando podamos ver las conexiones, cuando veamos
el cuadro completo. Cuando las personas a lo largo del sistema nos unamos
podremos recuperar y transformar este sistema lineal en un sistema nuevo, un
sistema que no deseche ni recursos ni personas.
Porque lo que realmente tenemos que desechar es esa forma de
pensar de la vieja escuela del derroche.
Existe una nueva forma de pensar las cosas y está basada en
la sustentabilidad y la equidad: Química Verde, Basura Cero, Producción de Ciclo
Cerrado, Energía Renovable, Economías Locales Vibrantes.
Es importante que podamos darnos cuenta de todo lo
anteriormente debatido y expuesto por que así y solo así podemos
concientizarnos y concientizar a otros que no todas las cosas que utilizamos son
indispensables, y detrás de ella hay muchos recursos verdaderamente
derrochados malgastados, recursos
humanos (lo mas grave y triste) y recursos materiales como la energía, y otros
recursos naturales. Valoremos el
concepto de respeto por el futuro en la sustentabilidad... valoremos la vida...